Con la aparición de la web 2.0, algunos auguraron una gran transformación de la sociedad. Esa transformación no parece que sea tan grande, ni tan rápida en todos los casos. Ni queremos contradecir, ni creer completamente, a gente como Enrique Dans, que en su libro "Todo va a cambiar. Tecnología y evolución: adaptarse o desaparecer", hace una reflexión sobre los cambios que la tecnología está provocando en la persona, en la sociedad y en la empresa. Estos cambios son reales y se van produciendo, pero en cada ámbito tiene su repercusión (y sus tiempos). En el sanitario, este proceso está costando mucho.
Hoy en día, aunque la gente no lo crea, siguen habiendo empresas que no están en Internet. No disponen de una simple web que responda a las preguntas básicas del marketing: el quién, qué, cómo, dónde, cuánto, ... de su producto o servicio. Afortunadamente, este número es cada vez más pequeño. Sin embargo, en el caso sanitario, ese número se dispara hasta un 76% de hospitales que no ofrecen una web. Y es que todavía hay a quien puede parecer inútil su presencia en la red. Pensemos en lo mas básico, y en cómo encontrar los servicios de que dispone, la dirección o un simple teléfono de contacto nos puede sacar de más de un apuro. Y mas allá, si tres de cada cuatro hospitales no están en Internet, no cuentan con la posibilidad de gestionar su propia información corporativa. En este punto, pensar en interacción con usuarios es ya mera utopía.
No creemos que los hospitales "desaparezcan" por no estar en Internet. Probablemente son organizaciones eficientes que generan valor (salud, conocimiento) y cuentan con unos servicios de calidad. No obstante, el nivel de modernización y adaptación al entorno debería ser proporcionado en todos los ámbitos. Igual que se intenta disponer de la mejor de la tecnologías para realizar unas pruebas médicas, en su justa medida y priorización, no deberíamos olvidarnos de un buen uso de las TIC y, dentro de ellas, de las redes sociales para establecer un fluido diálogo con pacientes y usuarios.
El no uso de Internet no debe indicarnos que el personal de un centro (gestores, profesionales de la salud, otros colectivos) no emplean las TIC ni creen en sus bondades. Mas allá, la "no presencia" puede ser un buen indicador de lo rígida y burocrática que es una organización. La jerarquización organizativa de estos centros, genera problemas de adaptación en el corto plazo. Si la solución de una pequeña necesidad implica una gran serie de permisos, documentación y decisiones que retrasan o cancelan cualquier posible avance, los pequeños cambios terminan por no tomarse (o bien adoptarse al margen de la organización). Tal vez dicho centro disponga de un buen número de profesionales que, a nivel individual, hacen uso y conocen las posibilidades de la red, pero como institución, no tiene "recursos" para estar al alcance de todos en Internet. Es por ello por lo que se debe fomentar y resaltar el avance de aquellos centros que ya disponen de redes sociales, y convertirlos en ejemplo para que el resto vea resultados prácticos y reales.
Puede ser que viendo el éxito del vecino, algo nos invite a seguir sus pasos. Copiar bien no es robar, puede ser el primer paso para innovar.
Ojalá fuese más fácil.
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